día 12

día 12

Ayer nos quedamos con la conversación de Álex. Entre otras cosas al estilo qué tal, al estilo de cómo lo llevas… me pregunta que si voy al gimnasio. La verdad es que no, chicos.

La defensora de ir al gimnasio en el camino opositil no va. De hecho, llevo unos 10 días sin ir. ¿Debería haber ido? Pues claro. Pero me siento ahogada con el tiempo y no puedo abarcar todo. El otro día me dijeron que se me ve una persona muy exigente. Conmigo misma y con todo lo que me rodea. SÍ, CLARO QUE LO SOY. Primero conmigo misma, desde luego. No es la primera vez que me vacilan por no intentar exigir o pedir un mínimo de lo que doy… siempre tenemos alguien que nos rodea que de bueno, es tonto.

Si yo me propongo en una semana repasar todo el temario, allá que voy y voy a dar todo lo posible por conseguirlo: cumplir objetivos.

Álex me dice que no puede ser que no vaya al gimnasio porque hacer deporte genera endorfinas y es necesario para el estudio fructífero. Y toda la razón, más que un santo. Como estoy más sensible que una pluma esta semana, le contesté feo. Perdón, Álex. Le dije que no me agobiase más y que me dejase tranquila, que yo sabía lo que tenía que hacer. Como es más bueno que nada y tiene más paciencia que un santo, se calló. Me dijo que vale, que como yo lo viera pero que lo mejor era intentar ir al gimnasio porque sobre todo… en 10 días no iba a aprobar o suspender, que poco más podía hacer en 10 días de lo que no había hecho ya.

Me pidió que esté tranquila, que seguro que sale y que estoy en el camino haciéndolo bien. Acto seguido, ese “amigo” que tenía en la mesa donde estaba comiendo, le da la razón a Álex. “Jelen, es que te hace bien. Yo ayer llegué a casa roto de estudiar pero me fui al gimnasio y desconecté, porque no puedes estar todo el día haciendo lo mismo sin levantarte y parando solo para comer y para tomar un café”.

¿Alguien da más? Hablo con mis padres por la noche después de la clase cuando llegaba a casa, y me dicen exactamente lo mismo: Pues es que Álex tiene razón. Tienes que descansar y hacer tu vida normal, no estar tan metida sin parar durante tantas horas. Lo cierto es que el lunes le dediqué 11 horas y media. Uno de mis máximos. Acabé destruida.

Así que nada chicos, tengo a tres hombrecillos detrás de mí para que no me pase las 24 horas pensando en el examen. Algo habrá que hacer… ¿seré consecuente y les haré caso? Mañana, a 9 días del día D, se los cuento.

A picar piedra como si todos los días fuesen distintos. Porque pronto, algún día, sí lo serán y todo esto habrá merecido la pena. Fuerza, compañer@s.